lunes, 23 de abril de 2007

Morir por la piel.
¿Han tenido alguna vez la oportunidad de experimentar la profundidad en la mirada de otro mamífero? Es comentario común entre quienes han tenido la esperiencia de convivir con mascotas (un perro, un gato, etc.) advertir la gran expresividad que éstos son capaces de transmitir. La sensación -doy fe de ella- es de que pueden sentir, vivir y comprender como cualquiera de nosotros. Pero de entre ellas, me quedo con la que considero más intensa e importante de todas: la capacidad de amarte desinteresadamente por encima de cualquier cosa. La transparencia en la emoción, la nobleza en el sentimiento y la fidelidad de un ser en el que no cabe el concepto de traición.
Pues bien, hace algunos días recibí un correo con una de esas miradas en él. Una sencilla sucesión de fotos, y unos ojos que al mirarlos, evocaban en el interior la necesidad de ayuda. Y mientras pensaba de qué manera podría yo hacer algo, decidí que la mejor opción en mi mano era la posibilidad de darles algo de lo que, por naturaleza, carecen: voz para hacer oír al mundo acerca de una situación cruel. Sea pues hoy mi pequeño grano de arena para contarles una historia que, año tras año y sistemáticamente, se repite por estas fechas en los fríos hielos del Canadá.
Hace unos diez años, el Ministerio de Pesca canadiense decidió volver a promover la caza masiva de focas, en un intento por recuperar los diezmados bancos de bacalao. Oficialmente, la decisión estaba basada en la opinión de que estos mamíferos son directamente responsables de la disminución, hasta la casi extinción, de esta especie. Y aunque esta teoría no ha podido ser científicamente demostrada hasta la fecha -las organizaciones ecologistas la califican sencillamente de "cuentos"- , lo cierto es que la actividad se ha convertido, para los pescadores, en una vía alternativa para obtener ingresos fuera de temporada. El gobierno canadiense justifica la cacería argumentando motivos comerciales, cuando la verdad es que la industria productora de derivados de focas apenas si alcanza el 1% de la región de Terranova. Canadá trata de abrir un mercado artificialmente (con inversiones y años de investigación para intentar diseñar nuevos productos derivados de las focas) que actualmente sólo se sustenta por medio de subsidios a la caza con dinero público, exenciones fiscales e incluso apoyo logístico del mismo gobierno federal (embarcaciones, guardacostas, rompehielos...).Pero la realidad, más allá de polémicos debates, se expresa con las cifras más crudas, y es que, durante las semanas que dura la campaña, más de 300.000 focas son exterminadas. Sólo entre 2003 y 2005, almenos un millón de focas arpa fueron cazadas en la costa atlántica canadiense. Sin embargo, y aún por encima de los números, se eleva la denuncia de las organizaciones ecologistas, en referencia a los crueles métodos con los que estos mamíferos son exterminados. En realidad, y según la International Fund for Animal Welfare, "las únicas partes del cuerpo de una foca con valor económico son las pieles de las indefensas crías, un producto de lujo no esencial que verdaderamente nadie necesita".Debido a que las pieles perforadas pierden valor en el mercado, los cazadores intentan evitar realizar más de un disparo. El resultado es que el animal puede llegar a agonizar en su propia sangre durante más de una hora. Las crías, con apenas unas semanas de vida, son directamente golpeadas hasta la muerte con porras y picos. Un grupo de veterinarios invitados por IFAW durante la cacería de 2001 reveló la crueldad de estos métodos, constatando sobre el terreno como almenos el 40% de los animales habían sido despellejados estando aún vivos. Los observadores de esta fundación declaran que
Han presenciado año tras año el trágico sufrimiento de las focas que son cazadas con rifles u otras armas de fuego. Muchas de las focas se pierden cuando éstas son severamente heridas y su instinto las hace huir debajo del agua, donde tienen una muerte lenta y dolorosaEn 1992, científicos de todo el mundo, entre ellos el 80% de los Premios Nobel de Ciencias, hicieron pública la famosa "Advertencia de los científicos a toda la humanidad" de la que quisiera destacar los siguientes párrafos:La pérdida irreversible de las especies, la cual para el año 2100 puede alcanzar a un tercio de las especies ahora existentes, es especialmente seria. Estamos perdiendo el potencial que estas especies poseen de proveernos de medicinas y de otros beneficios, así como la contribución que la diversidad genética de las formas de vida provee para el robustecimiento de los sistemas biológicos mundiales y la belleza extraordinaria de la tierra en sí misma.Nuestra manipulación masiva de la interdependiente red de vida del mundo, conjuntamente con los daños ambientales inflingidos por la deforestación, la pérdida de las especies y el cambio climático, pueden provocar amplios efectos adversos. Éstos incluyen colapsos impredecibles de sistemas biológicos críticos cuyas interacciones y dinámica sólo comprendemos en forma imperfecta.Los abajo firmantes, miembros de rango de la comunidad científica mundial, damos aquí una advertencia a toda la humanidad sobre lo que enfrentamos en el futuro. Se requiere un gran cambio en la forma en que manejamos a la tierra y a la vida en ella, con el fin de evitar una vasta miseria en la humanidad y la mutilación irreparable de nuestro hogar global en el planeta.Vivimos en un mundo precioso de maravillosa diversidad. Hemos heredado un planeta que nos ofrece su abrigo, bienestar y sustento con la única condición de coexistir en armonía. Pero atentamos contra el frágil equilibrio de la vida, exterminando especies, devorando nuestros recursos naturales e hipotecando los de nuestros hijos. Porque somos una raza orgullosa, arrogante y primitiva que únicamente sabe interpretar la naturaleza en clave de consumidores, clientes y competidores. Porque una ley que respalda, protege e incentiva el sacrificio de una cría, sólo puede amparar a bárbaros involucionados que al mirar a un ser vivo indefenso, no pueden ver más allá de una piel cuyo único valor es el dinero.